El agotamiento ha sido un problema recurrente en este tiempo de pandemia. El confinamiento borró las fronteras entre lo laboral y lo personal, horas interminables ante pantallas y, para muchos el estrés de tener que aprender nuevas tecnologías y metodologías. Esto quedó en evidencia en la tercera encuesta del Termómetro de la Salud Mental en Chile, arrojó que un 45,9 % de los entrevistados, en comparación con su estado de ánimo anterior a la pandemia evaluó su estado actual como peor o mucho peor.
Esta señal es muy peligrosa si la sensación de desgaste y fatiga crónica asociada al estrés persiste en el tiempo. Esto puede llevar al burnout laboral.

A continuación, inspirándonos el libro The Burnout Fix de la psicóloga Jacinta Jiménez, de la Universidad de Stanford compartimos algunos consejos que pueden incidir positivamente en acrecentar la resiliencia y bajar los niveles de malestar y agotamiento.

Creencias erróneas.

En un mundo tan competitivo la creencia que el éxito laboral consiste en asumir un volumen de trabajo insostenible y estar disponible constantemente para abordar tareas relacionadas con el trabajo lleva directamente al agotamiento.
No es suficiente trabajar de manera más intensa o inteligente, si se descuida el equilibrio personal constantemente, el éxito será efímero.
A continuación, seis estrategias para desarrollar la recuperación interior, generando resiliencia personal y profesional. Estas estrategias son:

1. Cultivar un ritmo de desempeño saludable.

Trabajar de manera sostenible significa abordar los objetivos dividiéndonos en pasos concretos más pequeños para evitar el agotamiento cognitivo y emocional. Esto requiere planificación, teniendo presente los niveles de conocimiento y habilidades. Además de planificación, un compromiso para aprender continuamente a través de nuevos intentos a modo de experimentos permite progresar más allá de la zona de confort. Finalmente, evaluar los avances en torno a los objetivos y los nuevos aprendizajes a través de ensayos y errores favorece el logro de objetivos más amplios y mejora el enfoque.

2. Trabajar la claridad mental

El desgaste cognitivo por el ruido mental de las distracciones, tanto externas como internas provocan estrés. Para combatir este problema se sugieren tres actitudes:

  1. Curiosidad. Tener curiosidad por los propios pensamientos siendo consciente de ellos, identificando los patrones recurrentes es un gran paso para incrementar los niveles de conciencia y discernir los pensamientos que tienen fundamento en la realidad de aquellos que son erróneos.
  2. Compasión. Superar la autoconversación negativa es un desafío. En lugar de esto, es conveniente hablarse con amabilidad como lo haría con un amigo o familiar cercano.
  3. Calibración. Al tener mayor grado de conciencia de los propios pensamientos y de la situación enfrentada preguntarse como me gustaría responder significa un nivel superior de control y perspectiva. Así, hay más alternativas disponibles entes de actuar. Buscar más información o actuar con compasión, pueden ser nuevas opciones que permiten actuar con más sentido.

3. Dar prioridad al tiempo de libre.

    Es un mito dañino el creer que trabajar constantemente más tiempo, más rápido y más duro es la clave del éxito. Se confunde actividad con productividad.
    Crear espacio para actividades de ocio es importante. Esto elimina el estrés. Tres recomendaciones al respecto:

    1. Silencio. Esto significa tomar el control de la forma que se usan los dispositivos tecnológicos para reducir la fatiga mental por la avalancha innecesaria de información y alertas.
    2. Naturaleza. El tiempo que se pasa en la naturaleza disminuye la hormona del estrés, el cortisol y mejora el estado de ánimo, la creatividad, la inmunidad y la vitalidad. Programar a la semana un contacto con la naturaleza de 30 minutos resulta reparador.
    3. Soledad. Intencionar tiempos con uno mismo puede conducir a mayores niveles de autoconciencia, creatividad y claridad mental.

    4. Fortalecer el bienestar social.

    Cuando uno siente que pertenece y puede acceder con seguridad al apoyo de su comunidad es un importante factor que contribuye a la buena salud física y mental. Por el contrario, sentirse excluidos socialmente genera dolor, insatisfacción y menos compromiso.
    Cultivar la pertenencia a un grupo, ampliando los círculos de apoyo y generando límites en relación a los valores personales es fundamental para la salud y efectividad laboral.

     

    5. Gestionar energía con cuidado.

    5. Gestionar la energía con cuidado.
    Superar el mito de que esforzarse más siempre es mejor conduce a mejores niveles de satisfacción y rendimiento.
    Es una buena práctica conocer el propio ritmo de trabajo. Organizar el trabajo tomando conciencia del propio reloj biológico, asignando tareas de alta concentración a los momentos con mayor energía y atención puede incrementar significativamente la productividad. En este sentido, es un verdadero desperdicio comenzar a primera hora del día con el correo y terminar después de horario con las tareas más importantes.

     

    6. Vivir con un propósito

    Contar con un propósito movilizador puede ser la fuerza más poderosa para superar la adversidad. Una persona, una causa, un objetivo, un motivo por el cual luchar puede hacer toda la diferencia entre la resiliencia y la desesperanza. Para esto, hacer una lista de los valores y las habilidades que actualmente considera más relevante para sus objetivos es una buena iniciativa. También ayuda el escribir la propia visión a cinco o a 10 años vista. Otra iniciativa es crear una hoja de ruta para cada año, de acuerdo a las áreas de responsabilidad y objetivos.

     

     

    Para combatir el agotamiento es necesario erradicar la idea tóxica de que asumir un volumen de trabajo insostenible y estar disponible constantemente para abordar las tareas relacionadas con el trabajo es el camino del éxito. Por el contrario, el camino del éxito requiere resiliencia cultivando un ritmo de desempeño saludable, generando claridad mental, priorizando el tiempo libre, fortaleciendo la pertenencia social, que llenando la energía y viviendo con un propósito.